Aunque el tema hace ya tiempo que lo venimos tratando en nuestra comunidad, hasta ahora, por diferentes circunstancias, no se ha podido llevar a cabo. Lo cierto es que ahora tenemos que hacerlo. Antes de mayo de 2023, todas las viviendas tienen que contar con dispositivos que midan el consumo por vivienda en los edificios con calefacción centralizada. La forma más sencilla de cumplir la normativa es poner un contador a cada vecino, pero esto solo es técnicamente posible en las calefacciones dispuestas en anillo, que no es nuestro caso. Las instalaciones como la nuestra, estructuradas en columna —los radiadores de las distintas casas están unidos entre sí de arriba abajo—, requieren la instalación de un repartidor de costes. El Gobierno estima que el cambio puede suponer un ahorro medio del 24%, mientras que la Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción calcula que puede estar entre el 20 y el 22%. Para lograr que la medida sea realmente eficaz, es imprescindible actuar sobre el conjunto, es decir, además de repartidores, colocar válvulas termostáticas en los radiadores, de manera que cada vecino pueda regular la emisión de calor, reduciendo o ajustando el consumo a las estancias, temperaturas y horarios que necesite.